Chapter 72
Capítulo 72
“Lo sé, vaya.
“Vale… por cierto, ¿cómo es que estás por aquí? ¿Viniste con algulen?”
Esto es San Rafael, un lugar con un consumo bastante alto, no cualquiera entra.
Carol dijo la verdad,
“Vine con Tania, ella me invitó a comer.”
“Ah, ya decía yo. Bueno, ustedes sigan comiendo, yo tengo que atender unos asuntos y luego los busco. Pásame tu nuevo número de celular y yo te paso el mío.”
Carol asintió, intercambiaron números de celular y también se agregaron en WhatsApp.
Después de eso, Enrique se fue por su lado.
Carol se tranquilizó y fue al baño otra vez.
Queria arreglarse un poco, no quería que Tania y los chicos notaran algo raro.
Pero qué cosa más curiosa es el destino….
Justo cuando llegó a la puerta del baño, vio a Aspen fumando solo en el área de fumadores.
Él estaba apoyado en la barandilla, erguido, con una mano en el bolsillo y la otra sosteniendo el cigarrillo, dándole una calada de vez en cuando.
Desde su angulo, solo podía ver su perfil; nariz recta, pestañas largas, y una mandibula bien definida.
Hay que decirlo, ¡el tipo era un bizcocho! Text © owned by NôvelDrama.Org.
Lain y Ledo, que se parecen a él, también son bien guapos.
Carol no queria verlo, solo con verlo se irritaba.
Decidió no entrar al baño y se dio la vuelta para irse.
Si no puedes enfrentarlo, lo mejor era evitarlo.
Pero entonces escuchó la voz de un hombre detrás de ella.
“Realmente odio que jueguen conmigo.
Carol se detuvo en seco, ¿le estaba hablando a ella?
Se volteó para darle un vistazo a Aspen, quien seguia mirando al frente, sin cambiar de postura, sin
mirarla a ella.
¿Habia sido imaginaciones suyas?
Justo cuando iba a seguir su camino, escuchó de nuevo su voz,
“Mi paciencia tiene un limite. Si piensas jugar al gato y al ratón conmigo, ahorra energías. Mejor dime directamente. ¿qué es lo que buscas acercándote tanto a mi?”
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Capitulo 72
Esta vez Carol estaba segura, no era su imaginación.
Miró a su alrededor; solo estaban ellos dos en el pasillo. Esas palabras eran para ella.
Un poco harta, Carol se giró y caminó decidida hacia Aspen, deteniéndose a un metro de distancia. Lo miró fijamente y dijo,
“Mi paciencia también es limitada. Te he explicado muchas veces que no quiero acercarme a ti, ni siquiera había pensado en conocerte, mucho menos en obtener algo de ti. No te creas tan irresistible.”
Aspen se giró hacia ella con una expresión gélida, capaz de congelar el siglo entero,
“Los que juegan juegos mentales conmigo siempre terminan mal.”
Carol sintió miedo ante su expresión, pero aun así se mantuvo firme, alzando la cara para enfrentarlo.
“¡Yo no estoy jugando juegos mentales contigo!”
Sabía que no podía huir, tenia que dejar las cosas claras ante su intimidante presencia, de lo contrario, estaría confirmando todas esas acusaciones infundadas.
“Siempre sospechas de mi, así que déjame preguntarte, ¿cuál es tu problema? Hay un dicho que reza ‘el ladrón Juzga por su condición‘. ¿Será que eres tú el que tiene delirios o acaso sientes algo por mi?”
Aspen se oscureció,
¿Qué podrías tener para que yo me interese en ti?”
“Bueno, si para ti no valgo nada, ¿podrías por favor dejar de inventar excusas para molestar? Que cada quien siga su camino. Yo cruzaré mi puente y tú seguirás por tu sendero soleado, sin que nos metamos el uno con el otro, ¿puede ser?”
“¿Cuándo no has sido tú la que me ha buscado primero?”
“¿Cuándo? ¿Podrías ser más especifico?”